El gigante asiático, principal vertedero del mundo, ha prohibido la importación de basura extranjera, una decisión que obliga a los países exportadores a replantearse el modelo de consumo y reciclaje de plásticos.
«Es probable que en la imagen que encabeza esta información usted vea sólo una montaña de basura de algún lejano y contaminado país. Lo que no se intuye tan fácilmente es que se trata de su propia basura, la que usted arrojó al contenedor de su civilizada ciudad. China, donde el fotógrafo Fred Dufour tomó esta instantánea en septiembre de 2015, era hasta hace dos semanas el gran vertedero del planeta. Hasta allí iban a parar cada año millones de toneladas de residuos, sobre todo papel y plásticos, que otros países –en su mayor parte desarrollados- no eran capaces de gestionar. El gigante asiático, ávido de materias primas, compraba el material para su reciclaje en fábricas altamente contaminantes y a menudo de condiciones precarias. Las naciones occidentales, por su parte, daban salida a unos desechos que no sólo les reportaban beneficios, sino que además les permitían lucir dignos porcentajes de reciclaje en sus estadísticas medioambientales. Hasta ahora […]» Extracto del artículo «Y ahora, ¿qué hacemos con las toneladas de plástico que China ya no quiere?» de Lucía Villa para Público, 13/01/2018. Para ver artículo completo pincha aquí
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